Cuando estaba decidiendo mis palabras para nuestro Nosotras: Women Connecting 2018 estaba segura que nuestro mensaje desde Fábrica de Historias era claro y contundente: siempre tenemos la esperanza de nuestro lado y tenemos el poder de construir nuestra propia historia como ciudadanas activas y comprometidas.
Este mes de marzo ha sido de grandes avances para nuestra organización, de muchas tristezas con tantas mujeres asesinadas a manos de sus parejas, algunas embarazadas, otras a los ojos de sus hijos y familiares. Sin embargo, hemos aprendido que la ciudadanía se entristece cuando matan a las mujeres y que hay una gran parte de personas que quieren cambiar esta historia. La historia de la violencia en contra de las mujeres.
Asimismo, la coyuntura electoral y las discusiones que hemos enfrentado como colectivo son vergonzosas y anacrónicas. Sin embargo, ayer viernes santo y hoy hemos visto la caravana cívica de personas saliendo de las vacaciones y del confort, tomando rutas lejos de las ciudades del mundo donde viven para ejercer su derecho al voto hacia Costa Rica o a la embajada más cercana. Esto ha sido absolutamente esperanzador. Lloré y se me sigue erizando la piel de ver un compilado de posts de Facebook donde lleno de orgullo viene nuestro mejor ejercito de votos a las urnas.
Esta es la mejor enseñanza que nos deja esta elección. Es una lección para políticos, analistas, clases privilegiadas y comunicadores: hoy más que nunca tenemos que dejar de subestimar a las y los costarricenses. Es momento que dejemos de usar de manera despectiva las palabras hacia las “masas”, sobre todo abandonar ese concepto tan añejo de la comunicación como “la masa” y pensarnos como grupos más complejos, exigentes, más educados y cuestionadores.
Costa Rica es como bien lo indicaba el ex Presidente Ricardo Jiménez Oreamuno “Los ticos son, por suerte, como las mulas de noche en los malos caminos, que parece que huelen los precipicios. Los va salvando el instinto. Desconfiados, nunca se precipitan, calculadores, miden despacio las posibilidades, disimulados y cazurros, conocen bien el camino de su casa. Los costarricenses poco a poco van rumiando las cosas y adoptando lo que les convienen y apartando lo que no entienden muy bien o en lo que olfatean peligro”.
Hace dos semanas estaba muy ansiosa como lideresa de nuestra iniciativa “Nosotras Women Connecting,”, pues estamos convencidas que podemos lograr el impacto que queremos y soñamos de la mano del Estado, de las instituciones, ONGs y empresa privada, pero para esto es fundamental un gobierno amigo de los derechos humanos, de la equidad y la justicia social. Nosotras se basa en el liderazgo colaborativo y transformador y creemos rotundamente en las alianzas para mejorar nuestras sociedades. Hemos estado impactadas por el crecimiento en feminicidios, las constantes denuncias por violencia doméstica y la ratificación de discursos fundamentalistas que SOLO entienden a la mujer como parte de la familia y no como el otro 50% de la población que sigue sin tener acceso igualitario a un salario, que es minoría en la fuerza laboral, que la pobreza sigue llevando rostro femenino, esto entre miles de golpes que siguen recibiendo las mujeres simplemente por el hecho de ser mujeres.
No obstante, ver esta fuerza viva, consciente, empoderada y alegre de tantísimos costarricenses nos ha venido a demostrar que somos esperanza, somos el cambio y somos la generación que va a luchar por su país y a generar las bases de un nuevo capítulo. Mañana llena de orgullo voy a ejercer el derecho por el cual muchísimas mujeres lucharon: votar. ¡Vamos mujeres a votar por el amor, por la equidad, por la justicia! Votemos y -más importante aún e independiente de los resultados- este 2 de abril enlistémonos a las filas del compromiso ciudadano para hacer de este país un mejor lugar desde nuestra propia trinchera.
PD: escribí este artículo en medio de una caravana ciudadana (atasco del tráfico en Ruta 1 de vuelta a San José).