por Manuel Mojica

Deidre Combs – una experta en liderazgo – ha escuchado en distintas partes del mundo que las mujeres no pueden ser empresarias y que su papel queda relegada al hogar. Combs está convencida de que eso es una mentira.

Tampoco es cierto que si una mujer tiene la oportunidad – o necesidad – de convertirse en empresaria, montará un negocio de repostería o de ropa.

“Esas son ideas que tenemos. Son historias, y como historias, pueden cambiar”, aseguró Combs.

21 mujeres emprendedoras tuvieron la oportunidad de recibir mentorías para potenciar sus ideas productivas y algunas de las destrezas necesarias en el entorno empresarial. Este encuentro ocurrió entre el 26 de febrero y el 03 de marzo, en la edición 2018 del Lab Nosotras Lideresas.

“Trabajar con ellas ha sido una experiencia extraordinaria. Tenemos 21 empresarias que están tratando de cambiar el mundo y también sus propias comunidades. Ellas me inspiran mucho”, comentó Deidre Combs, quien fue una de las mentoras del programa.

Las lideresas fueron escogidas de un total de 154 aplicaciones válidas. De ellas, 111 fueron mujeres procedentes de Costa Rica y las otras 43 llegaron de países de la región latinoamericana. Honduras, Nicaragua y Venezuela fueron los países de los que más se recibieron solicitudes.

Las lideresas que aplicaron a lo interno del país se concentraron en el Gran Área Metropolitana, pues fueron 75 de ellas. No obstante, 35 aplicantes provienen de zonas rurales y hubo una de un territorio indígena.

“Pasamos la semana trabajando en planes estratégicos, el manejo del tiempo y el discurso público. Así ellas pueden volver a sus comunidades y sembrar las semillas de esta experiencia”, acotó Combs.

Estas acciones afirmativas pueden ir en dos vías. Se puede convocar a distintas lideresas a que apliquen en procesos de formación de este tipo, pero también se puede buscar la manera de llegar a algunas de esas lideresas en zonas más alejadas; como lo hizo Nosotras en alianza con UNICEF.

Las áreas en las que las lideresas LAB se desempeñan comprenden los tres sectores básicos de la economía, aunque la mayoría de ellas trabaja en el sector servicios.  Algunas de esas áreas profesionales son agricultura, industria alimentaria, arte y cultura, construcción, manufactura, salud, tecnología, textil, turismo y asesorías profesionales. De las aplicaciones a nivel internacional, más de la mitad de ellas se desempeña en el sector cultural.

“Lo único que necesita una mujer que se capacite en estos temas es tener muchas ganas de aprender y aplicar lo que aprendió en sus proyectos, en sus casas y comunidades”, finalizó Combs.

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