
Por Manuel Mojica · manuel@relatoscondatos.com
Lilly Fatjo fue una de las emprendedoras de Guanacaste seleccionada para el Laboratorio 2020 de Nosotras Women Connecting. Ella dejó su vida en San José para emprender, como diseñadora de espacios, en otra provincia.
Con confianza en sí misma y su trabajo, ha logrado generar alianzas importantes en una actividad relacionada a la construcción, un espacio típicamente masculino.
¿Hace cuánto empezaste con tu proyecto y cómo te ha ido?
De locos… me ha ido bien. Yo empecé con el emprendimiento hace un año y un mes y he ido aprendiendo todos los días. Me gustaría estar más encaminada a otras cosas, pero entiendo que todo es un proceso.
La zona (Guanacaste) ayuda. Siempre uno encuentra alguien que necesita de uno. Por ahí he ido abriendo camino y mercado. Me falta mucho, pero ahí voy, siempre hay algo.
¿Es muy diferente trabajar en Guanacaste a trabajar en San José?
Bueno, yo he hecho pocos proyectos en San José. Lo que pasa en que en San José todo está más a la mano. Pero como mujer prefiero estar de este lado: he vivido aquí la mayor parte de mi vida y aquí he hecho mi vida laboral.
¿Cómo vinculás tu trabajo al que hacen otras personas en Guanacaste?
Muchos de mis clientes son extranjeros y por eso buscan el “Costa Rican Style”, entonces trato de ofrecerles opciones diferentes a lo que tienen en mente.
Intento que, en la mayor parte de la obra, se trabaje con gente de la zona. Aquí he encontrado gente muy buena. Por ejemplo, al ebanista lo conozco desde hace muchos años, nos hemos logrado entender y él está abierto a innovar conmigo. Casi nunca me dice que no.
También intento trabajar con gente que tiene sus negocios aquí. Con los textiles, trabajo con una señora extranjera que vino aquí hace diez años y le trabajo a otras personas de la zona.
A veces no queda más que ir a buscar algo a San José o bien importarlo, pero trato que, el 90 % de las cosas las produzcamos acá.
¿Cómo has cultivado esas relaciones?
A pesar de que no son mis negocios, intento siempre hablar con las personas y pedirles que tengan cuidado. Ellos son de confianza y eso ayuda mucho, aún cuando hay variables que no puedo controlar.
Me ha pasado en varias ocasiones que ellos llegan al proyecto porque alguien más los refirió y cuando se enteran de que yo estoy, aceptan mi dirección y colaboran conmigo.

¿Cómo definís tu estilo de liderazgo al liderar los proyectos?
Generalmente recibo a las personas con una sonrisa. Sé que debo hablar con mucha firmeza y claridad a la hora de expresar lo que necesito comunicar. Abro mucho la comunicación con líderes, maestros de obras, constructores, ebanistas… les hago entender que somos un equipo. No me gusta la gente que trata mal a los demás. No me gusta que la gente se indisponga.
Además, siempre intento aprender de los demás. Siempre escucho a los demás y analizo si me favorece lo que proponen para el resultado que ando buscando.
Hace un rato dijiste que “como mujer” preferís estar en Guanacaste. ¿Es muy diferente trabajar en Guanacaste a trabajar en San José?
Siempre he tenido que sacar mucha fuerza. Siempre tengo que estar de alguna forma luchando por mi posición como mujer, por saber cómo lidiar con todo y en el trabajo. Sin embargo, mi filosofía es que yo necesito de los demás tanto como ellos necesitan de mí.
Sí, como mujer hay que abrirse camino, hay que defender mucho las ideas propias… pero poco a poco se logra.
¿Animarías a otras mujeres a venir a Guanacaste?
Sigue habiendo muchas necesidades de diseño. Creo que hay saber tocar puertas y es necesario hablar inglés. Eso es más fácil para gente de San José que se viene para acá.
Aún así, la competencia no es tanta y siempre hay trabajo para todo el mundo. Más mujeres deberían animarse, no tenerle miedo. Sí, uno vive con incertidumbre todos los días, pero el primer reto es vencer ese miedo para seguir adelante. Hay que creer en lo que uno está pensando y convencerse a diario de que se puede seguir.
No quiero sonar cliché, pero es importante que cualquier mujer que quiera venir acá, a emprender, crea en sí misma. No hay otra fórmula. A mí me cuesta todos los días, pero a diario voy trabajando en eso.
Las mujeres estamos muy asustadas con las relaciones de poder o las posibilidades de sufrir algún tipo de violencia, pero en ese sentido, tenemos que trabajar nuestra fuerza. Las mujeres hemos cambiado poco a poco el mundo. Yo soy consciente de que he tenido mucha suerte, pero he visto a chicas superar situaciones muy difíciles y salir adelante. Las admiro muchísimo a todas. Al final del día eso es lo que tenemos que hacer, buscar esa fortaleza y creer en nosotras.