
CEO de ELLA Global Community.
Históricamente ser mujer y además lesbiana ha sido entendido por la sociedad como vulnerabilidad; como condiciones que te ponen automáticamente en desventaja en un mundo que gira en torno al hombre (ojalá heterosexual, cisgénero, clase alta, blanco y en la mediana edad).
No obstante, aprendí que líder es quien toma sus supuestas “debilidades” o “vulnerabilidades” y las convierte en fortalezas. Por eso, para mí, no hay mayor lidereza que aquella mujer que se ha construido así misma y en el proceso ha generado un impacto o ha aportado a un cambio social que la trasciende. Muchas de ellas, por supuesto, bisexuales o lesbianas como yo.
Sin embargo, soy consciente de mi posición privilegiada por haber crecido en Alemania y vivir ahora en España. No me señalan, ni me amenazan o golpean, ni me echan de mi propia casa como sí les ha pasado a otras chicas. Incluso, tengo una esposa y una hija; una bella familia con la que no se atreven a soñar la mayor parte de las mujeres lesbianas y bisexuales en el mundo.
Es por ellas por quienes decidí ir más allá de mi rol de mujer de negocios y en el marco de mi empresa de turismo con enfoque lésbico, fundé una asociación que promueve los derechos y la visibilidad del aporte económico y social de la comunidad lésbica, y de todas las mujeres que quedan fuera de la definición socialmente aceptada de identidad de género y orientación sexual.
Es a través de esta asociación, ELLA Global Community, que estoy organizando el primer Festival Internacional Lésbico ELLA en Costa Rica para abril de 2020 repleto de actividades culturales, artísticas y formativas; todas gratuitas, abiertas al público y sin fines de lucro.