Autora: Marysela Zamora
Llevo 4 años trabajando al lado de mujeres emprendedoras de Costa Rica, América Latina y Kenya. De manera detallada las he observado, escuchado y seguido con curiosidad. Por ejemplo, siempre he observado con especial atención a ese espíritu servicio, de búsqueda de comunidad y cooperación que tenemos las mujeres a la hora de hacer negocios. A eso yo lo llamo liderazgo: visualizar un mundo mejor, entender nuestro papel para contribuir a que esa visión cada día sea más posible, buscar una comunidad, encontrar nuestro propósito y trabajar estratégicamente -como si se tratara de nuestra obra de arte- en emprender un viaje que nos lleve -como equipo- al lugar donde queramos llegar. Ese cambio que queremos hacer en el mundo lo podemos hacer con un modelo de negocios que propongan soluciones innovadoras que impactan y que cumplan un propósito de manera sostenible.
Comunidad
Los hechos me respaldan. Empezamos. Nick Longrich profesor de biología evolutiva y paleontología de la Universidad de Bath, en el artículo “Por qué algunas especies prosperan tras las catástrofes y qué podemos aprender los humanos de ellas, lo siguiente”, nos cuenta cuatro de las características que tuvieron las pocas especies animales que lograron sobrevivir la caída del meteorito en el Planeta Tierra: 1. Metabolismo 2. Movilidad 3. Cooperación y 4. Inteligencia.
Me detengo en Cooperación. Longrich nos recuerda a los animales que viven en manadas: leones, lobos y otras especies, también trae a colación cooperaciones entre distintas especies como la tienen las hormigas con las termitas quienes forman alianzas con hongos y los cultivan a cambio de alimento. Es decir, que la estrategia de supervivencia se basa en la comunidad. Ejemplos sobran en la historia del mundo de momentos cuando decidimos de manera colectiva poner el “granito de arena” y así hemos construido mundo, catedrales y movimientos globales.
Propósito
El Manifiesto Davos 2020 del Foro Económico Mundial resume que el propósito universal de las empresas es la llave para la entrada y permanencia de la Cuarta Revolución Industrial, entendiendo que una de las maneras de llegar al propósito es generando los caminos que -como empresas- estemos creando valor compartido y sostenido con nuestros stakeholders: empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y la sociedad en general. Así es, porque somos parte de un entramado más grande que nuestra cédula jurídica.
Lo más interesante del propósito es que – de hacerse con la empatía necesaria- se transfiere en una propuesta de valor que encaja a la perfección con las necesidades de nuestros clientes ideales. Esto quiere decir, que cuando empezamos a operar desde el propósito estamos a las puertas de crear productos y servicios más únicos y memorables, en tiempos donde todas las personas nos queremos sentir únicas y conectadas a algo más grande que nosotros mismos. Es decir, propuestas de negocio únicas para un mundo de consumidores que quiere autenticidad y en busca que con sus compras se impacte de manera positiva diversas realidades.
Liderazgo transformadores
Por último, la definición que se viene quebrando de manera más sistemática en mi experiencia con mujeres empresarias es su capacidad de asumir los liderazgos desde un espacio de humildad, servicio e inclusión. Ph.D. Deidre Combs siempre repite en sus entrenamientos para personas lideresas globales “be the host, not the hero” (sé anfitrión y no un héroe). Esto quiere decir que en realidad las personas ocupando puestos de liderazgo somos las responsables de crear ambientes creativos y saludables, sistemas y condiciones para que las personas colaboradoras no solo florezcan pero se conviertan también en líderes y lideresas de sus propios trabajos y vidas. Crear espacios donde la libertad y los valores compartidos sean protagonistas, promueve el compromiso de colaboradores, pero también es un camino hermoso para crear mejores soluciones a los problemas que enfrentan las personas a las que servimos.
Quiero dejarles dos preguntas y una reflexión. Cuando todo esto pase, ¿Cómo queremos ser recordadas? ¿Cómo queremos que nuestras empresas sean descritas en los libros de historia? – Estamos enfrentando una cantidad de retos abrumadores por causa de una pandemia y esto golpeará a todas las personas de manera distinta, pero sobre todo hay una gran mayoría que la pasará peor. No está de más volver a ver nuestros modelos de negocios o planes estratégicos y revisar nuevamente esa visión que nos hizo nacer, replantear que hoy vivimos en un mundo más próspero, pero terriblemente desigual. Pensemos en el liderazgo que nuestra empresa quiere ejercer en el nuevo orden mundial, ya que hoy en el 2020, como bien se afirma en el Manifiesto de Davos, las empresas son más que una unidad económica generadora de riqueza. Hoy las empresas atienden a aspiraciones humanas y sociales.